Las formas de liderazgo han ido evolucionando para adaptarse a las necesidades del ser humano. Las características que antes eran consideradas primordiales como los niveles de conocimiento y de análisis, ahora son superadas por habilidades como comunicación efectiva, pensamiento crítico, manejo del cambio, empoderamiento. Esto, sin quitarle la obvia relevancia a la inteligencia cognitiva, para el desempeño de un cargo, sino resaltando la importancia de ambas habilidades (duras y blandas).

De hecho, en un estudio realizado por Daniel Goleman en Harvard Business Review, detectó que, casi el 90% de los líderes que son considerados mejores, se diferenciaban de los otros por sus niveles de inteligencia emocional, más que por su inteligencia cognitiva.
En este artículo, se podrá identificar el gran aporte de la inteligencia emocional para la ejecución de un liderazgo efectivo.
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¿Qué es la inteligencia emocional (IE)?
La inteligencia emocional es un término introducido por Peter Salovey y John Mayer en el año 1990, y popularizado por Daniel Goleman en 1995. Que se define como la capacidad de las personas de comprender y gestionar sus emociones, a la vez que son capaces de, entender e influir en las emociones de otros.
Forma parte del grupo de habilidades blandas que facilitan a las personas las interrelaciones. Y que en los entornos laborales ha ganado mayor relevancia sobre todo en los puestos de liderazgo. Al impactar directamente en los niveles de desempeño de los equipos. Incluso según una encuesta realizada por TalentSmart se obtuvo que la inteligencia emocional está directamente relacionada con el 58% de los éxitos obtenidos por los equipos de diferentes áreas.
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Habilidades claves de la Inteligencia Emocional
Para el desarrollo de la inteligencia emocional existen cuatro componentes claves que se deben dominar, y que permitirán a los líderes su crecimiento personal y el de sus equipos dentro de las organizaciones.
Autoconciencia
El conocimiento de sí mismo, es fundamental para entender las debilidades y fortalezas que se poseen como individuo. Cuando se tiene conocimiento pleno de las variables que afectan positiva o negativamente nuestras respuestas o comportamientos; se entienden los valores y principios que los fundamentan. Somos capaces de manejar nuestras respuestas, y de entender el impacto que generan nuestros comportamientos en otros.
Esto se traducirá para el líder en tener la capacidad de:
- Reconocer y abordar los paradigmas que pueden ser limitantes.
- Generar conciencia de las oportunidades de mejora propias.
Autogestión
La capacidad de gestionar los impulsos comprendiendo el origen de éstos, dejando de reaccionar ante estímulos externos, y en su lugar, accionar de manera consciente desde lo racional y no desde la emoción.
Una vez se tiene conciencia de las emociones, el siguiente paso es aprender a manejarlas. Identificando a tiempo cuando estamos en una situación de estrés, y ante ellas guardar silencio para generar la respuesta correcta, partiendo del análisis objetivo de la situación.
Para los líderes esta capacidad de detenerse y analizar traerá como resultado:
- Capacidad para mantener la calma bajo presión, y así tomar mejores decisiones.
- Mayor capacidad de adaptarse al cambio y manejar la incertidumbre.
Conciencia social
Cuando se reconocen y gestionan las propias emociones, se agudiza la capacidad de detectar estas emociones en otras personas. Lo que permite, empatizar y adaptar el comportamiento propio a las reacciones que se generen. Procurando generar una conexión de confianza y entendimiento.
Esta capaces de reconocer el origen de cada emoción, y la dinámica que genera en el equipo. Genera en el líder,
- Habilidades de comunicación eficaz.
- Relaciones sólidas con los miembros de su equipo.
- Capacidad de reconocer y manejar las necesidades de cada miembro del equipo.
- Capacidad de empatizar con el equipo, a través del reconocimiento de las emociones.
Gestión de relaciones
Al entender la dinámica de las emociones propias y de otros, y como estas afectan el entorno. Se tienen las bases para el desarrollo de las habilidades que permiten guiar o influenciar a otros de manera positiva. Evitando el desarrollo de conflictos por errores de comunicación.
Este componente dentro del liderazgo permite a los líderes:
- Ser capaces de gestionar conflictos con éxito.
- Generar un entorno de trabajo positivo y respetuoso.
- Promover la integración del equipo.
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Inteligencia emocional y liderazgo
Según la publicación realizada por el portal web Gitnux el 82% de las empresas globales utilizan pruebas de inteligencia emocional (EI) para posiciones de liderazgo. Lo que denota la importancia del rol que ejerce la inteligencia emocional en el liderazgo eficaz de los equipos de trabajo.
El tener conciencia de las necesidades, sentimientos y emociones del equipo, permite a los líderes equilibrar las necesidades de la empresa con las del equipo, a través de una visión que logre conectar con todos. Así, los equipos estarán motivados, alineados y comprometidos con los objetivos de una manera natural.
Aporte de la inteligencia emocional al liderazgo
- Pensamiento crítico. Cuando se es capaz de identificar las emociones y los estados de ánimo que estas generan. Se puede generar un pensamiento eficaz, que generan decisiones asertivas.
- Resolución de problemas. La inteligencia emocional brinda las herramientas para canalizar el conflicto hacia el diálogo y la negociación. Permitiendo hacer un acercamiento desde el respecto y la empatía, para encontrar el punto en común que impulsará la resolución del conflicto.
- Comunicación efectiva. Reconocer las emociones que impulsan las respuestas del equipo, y desarrollar una escucha activa. Permitirá crear lazos de confianza con el equipo.
- Motivación. Al generar valor en el desarrollo de las personas y equipos. Se genera una capacidad de influenciar en otros, impulsando el logro de los objetivos.
- Empoderamiento. El autoconocimiento y el conocimiento del equipo, permite a los líderes conocer al equipo y sus capacidades para asignar tareas que los reten y los impulsen a crecer profesional y personalmente.
- Manejo del cambio. La capacidad de adaptarse al constante cambio de manera resiliente es fundamental en entornos como el actual, donde la evolución tecnológica exige a los líderes y equipos mantenerse en constante crecimiento.
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Impacto en el liderazgo tecnológico
La transformación digital ha incrementado las necesidades tecnológicas de las empresas, y ha dado pie a la expansión del área. Impulsando la creación de múltiples cargos de liderazgo dentro del sector tecnológico. Lo que exige a los directores de IT (CIO o CTO) el desarrollo de habilidades blandas que le permitan a los lideres organizar los equipos y mantener una comunicación efectiva entre ellos.
En una publicación realizada por Deloitte se señala como las necesidades blandas como la resolución de conflictos, la comunicación efectiva e influencia. Son consideradas para los empresarios habilidades relevantes para garantizar el éxito a largo plazo en las áreas de tecnología.
Reforzando así la necesidad latente de que los líderes tecnológicos estén en la capacidad, no solamente de comprender la tecnología y sus características. Sino que, puedan:
- Detectar efectivamente las necesidades del negocio, y transmitirlas de manera correcta a sus equipos.
- Manejar los procesos de cambio que implican las tecnologías en las diferentes áreas de las organizaciones.
- Propiciar la retroalimentación entre equipos, sobre todo en entornos DevOps
- Tomar decisiones efectivas en situaciones de presión.
Todas estas relacionadas intrínsicamente con la inteligencia emocional y el liderazgo efectivo de los equipos.
Inteligencia emocional en el liderazgo efectivo – Conclusión
La inteligencia emocional genera un ambiente organizacional positivo que impulsa la productividad y eficiencia, al mismo tiempo que, abre las puertas a la innovación y la creatividad.
Los entornos liderados por personas con un alto grado de inteligencia emocional promueven la comunicación y el respeto hacia los individuos de manera integral, y generan un espacio seguro donde desarrollarse expandirse profesional y personalmente.
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